miércoles, 17 de junio de 2009

Murió la mujer que tenía dos secretos y sobrevivió al gueto de Varsovia

Mira Ostromoglinsky, protagonista de una nota publicada el sábado en LA NACION, falleció ayer.

Como si lo último que le hubiera faltado para completar su novelesca vida hubiera sido revelar finalmente sus dos secretos y hacer pública su historia desgarradora, aparecida en LA NACION el sábado, Mira Ostromoglinsky, la increíble sobreviviente del gueto de Varsovia, murió ayer a raíz de un cáncer diseminado que le habían descubierto hacía dos meses.

Intermediarios con quienes concerté la nota me habían comunicado la gravedad de su enfermedad y la importancia de hablar lo antes posible con ella, puesto que los dolores la tenían a muy mal traer y la lucidez de esta clase de enfermos se va perdiendo a medida que avanzan los calmantes y al final la morfina.

Hace diez días, cuando visité a Mira y a sus hijos y nietos en su departamento de Belgrano, me pareció que estaban exagerando: la esposa de Edek Erlich parecía una anciana guapa y elegante que narraba sin sobresaltos su extraordinaria odisea. Me propuse incluir en mi crónica el asunto de su cáncer terminal sólo si ella sacaba el tema, cosa que no hizo.

El sábado por la mañana, cuando cientos de miles de personas leían la nota y cientos de miles de foristas opinaban en la Web sobre su aventura, recibí una llamada de Teo, el hijo, quien lloraba de emoción y me agradecía. Y de paso me contaba que los médicos eran concluyentes: Mira no viviría más de una o dos semanas. Por la mañana, sus nietos le leían la crónica y los comentarios conmovidos de los lectores, y eso "era lo único que la distraía del dolor".

Yo todavía no salía de mi asombro. Me había quedado con su apostura despreocupada de hacía diez días y no podía sacarme esa imagen de la cabeza.

"Después de que te fuiste y el fotógrafo sacó las fotos, Mira se recostó: estaba destruida", me contaron. Había hecho un enorme esfuerzo para parecer inmune al dolor y a la muerte. Le daba mucha rabia tener que morirse justo ahora cuando la historia sufrida de estos dos judíos polacos salía a la luz después de cincuenta años de clandestinidad.

Murió a las tres de la mañana del martes. Después del fin de semana largo, muchos conocidos llamaban a los familiares para felicitarlos y para comentar la crónica del diario, y se encontraban con la sorpresiva noticia: la protagonista acababa de morir. "Es como si lo único que le hubiera quedado pendiente hubiera sido ver su vida retratada en un diario -me escribe Alejandro Parisi, su biógrafo-. Por lo menos dejó de sufrir. Ahora nos queda su recuerdo, que, seguro, se hará cada vez más grande."

No lo dudo, su libro El ghetto de las ocho puertas , que aparecerá en noviembre, será todo un acontecimiento y la volverá inmortal.

Ayer velaban en O´Higgins y Congreso a Mira Ostromoglinsky, la mujer que había sobrevivido a la ignominia nazi y a la discriminación, la que había tomado a su sobrino y lo había convertido en su hijo sin decírselo a nadie, la heroína que había protagonizado una fuga cinematográfica y una existencia conmovedora. La sepultarán hoy, a las 11, en el cementerio de La Tablada. Allí descansará junto a Edek, el amor de su vida

No hay comentarios: