martes, 2 de junio de 2009

Amigos


Reflexión de la semana


¿Alcanza una vida para leer todos los libros que uno quisiera? No. ¿Para qué acumularlos, entonces? Si quieres saber la respuesta, simplemente rodeate de libros, dejá que se amontonen a tu alrededor, que ocupen espacios en tu espacio. Hablo de mi experiencia. Me rodean muchos más libros de los que leeré en mi vida. Pero no siento angustia, desesperación ni impotencia ante ello. Al contrario. Me tranquiliza, me llena de una profunda calma el saberme custodiado por tantos buenos amigos. Y tan generosos. Basta con tomar cualquiera de esos libros, alcanza con abrir sus páginas al azar y posar la mirada en un párrafo. No importa qué página, ni que capítulo. Me dice algo. No cualquier cosa. Algo que tiene que ver conmigo, con este momento, con mis inquietudes, con mis pensamientos, con mis preguntas, con mi necesidad. No falla. O me impulsan a una nueva pregunta, a una pregunta que iniciará algo en mi vida. Basta con saber que ellos, estos amigos generosos, incondicionales, que dan todo lo que tienen, que se dejan apretar, subrayar, asolear, están allí. Con sus voces claras y silenciosas. Con su paciencia eterna. Con su sabiduría humilde, sin estridencias. No me piden que los lea de cabo a rabo, sino que los visite de cuando en cuando. Y alcanza, y te mejora la vida. Simplemente con eso, con visitar un rato a cada uno, al azar, y escuchar lo que tiene para decirme. En cualquier página está el mensaje. Y entonces, gracias a ellos, eternos, quemados, prohibidos, ignorados por los ignorantes más poderosos, pero también amados, constantes, bellos y serviciales, el mundo se hace un poco mejor.

SINAY SERGIO.

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